El 30 de julio se celebró el Día Internacional de la Amistad, una fecha que conmemora en todo el mundo la importancia de mantener y fortalecer los lazos que nos unen a otras personas, a las que llamamos amigos, y que sin duda son muy importantes en nuestras vidas.
Convertirse en amigo de alguien no es fácil. Se tarda menos en decir esa palabra que en serlo. Tener amigos es permitir que personas ajenas a nuestra familia acaben formando parte de ella gracias a su cercanía, su cariño y la demostración fehaciente de que podemos contar con ellos, en lo bueno y en lo malo.
Una amistad se forja en la confianza
¿Y cómo se consigue un buen amigo? Lo principal es cultivar, día a día, una relación basada, principalmente, en la confianza mutua. Para Banco Mediolanum es básico que muchos de nuestros clientes puedan sentir la misma tranquilidad y confianza que da un amigo que vela por sus intereses. Y sí, tenemos clientes… ¡pero también amigos!
Algunos de estos casos vienen de la mano de muchos Family Bankers, nuestros especialistas en finanzas personales que acaban conociendo a sus clientes de forma muy estrecha.
Clientes que son amigos
¿De qué forma se logra una relación como la que hemos explicado? La respuesta nos la da un Family Banker de Barcelona: “La relación con un cliente se estrecha a lo largo de los años. El tiempo y la confianza son la clave, porque el cliente se da cuenta de que hay alguien a su lado que se preocupa de verdad por su futuro tanto como él”. Y puntualiza: “En mis siete años de experiencia puedo afirmar que la relación con mis clientes en muchos casos va más allá de las finanzas. Comparto muchos cafés con ellos en los que no hablamos de negocios, sino de nuestras cosas. Eso significa que hay un interés mutuo por saber cómo estamos, cómo nos va la vida. Y resulta inevitable implicar a la propia familia, por lo cual acabamos compartiendo cosas muy personales”.
“La relación con un cliente se estrecha a lo largo de los años. El tiempo y la confianza son la clave”
Por su parte, un Family Banker de Valencia nos relata así su experiencia: “Creo que lo que propicia el salto de cliente a amigo es la transparencia. Yo no dejaría que un amigo tomara una decisión financiera sin antes informarse bien. Así que, por mucho que el cliente-amigo confíe en mí, es básico que me deje explicarle bien todo antes de que acepte. Y eso se valora y te abre las puertas a la persona detrás del cliente”.
Un Family Banker de Vigo coincide en el origen de la amistad con sus clientes: “Las relaciones personales suelen tener un inicio profesional que luego pasa a ser personal. Y esto es debido a que, para poder mejorar la calidad de mi cliente, tengo que conocerlo bien, saber cuáles son sus necesidades y sus posibilidades”. Y asegura: “Tras muchos años dedicándome a esto creo que lo más positivo de mi profesión es que puedo ofrecer perspectivas seguras a los clientes. Ellos saben que nuestra labor es la de caminar a su lado para ayudarles a crear nuevos objetivos que les motiven a mejorar”.
Según un Family Banker de Madrid, los clientes encuentran en Banco Mediolanum una actitud distinta a la hora de hacer banca: “Nuestros clientes no son clientes solo por la rentabilidad, como puede ocurrir en otras entidades. Nuestros clientes confían en nosotros gracias a la relación que mantienen con Banco Mediolanum, cuya cara visible son los Family Bankers. ¡Siempre estamos disponibles para ellos!”. En su caso, además, destaca: “No te puedo decir que todos los clientes son amigos, porque resulta imposible, pero la gran mayoría de ellos acaban siendo personas muy cercanas en el trato. Hoy por hoy, mis clientes son partícipes de mis progresos y se alegran de mi crecimiento profesional. ¡Comparten mis éxitos!”. Y, para terminar, nos da un ejemplo claro de esta cercanía de la que nos habla: “Tengo un cliente que conocí en el año 2003 con el que mantengo una relación estrechísima. ¡Estamos siempre pendientes del bienestar del otro y de su familia!”.
El día que lo cambia todo
Tras varios años de visitas, llamadas, tomas de decisiones… llega un momento en el que la relación entre cliente y Family Banker pasa a ser personal.
“Nuestros clientes no lo son solo por la rentabilidad sino porque confían en nosotros gracias a la relación que mantienen con Banco Mediolanum”Para una Family Banker de Andalucía, el cambio lo marcó un resfriado. “Mis clientes me conocen muchísimo: mis aficiones, mis gustos… Siguen el hilo de todo lo que hago, están pendientes de mí porque se sienten familiares. Y esa cercanía es la que hizo que una tarde, en la que yo estaba resfriada y tenía una visita, llamara a una clienta con total confianza. Ella, al notar mi voz congestionada, me ofreció cancelar nuestra reunión, pero yo insistí. A cambio, le pedí solo una cosa: una taza de cacao calentito. Y a partir de ahí, me abrió las puertas de su casa y de su confianza. Así que puedo decir que esa taza de cacao… lo cambió todo”.