Hace ya casi una década, Francesc Benejam decidió emprender y convertirse en lo que es hoy: uno de los más de 1.000 Family Bankers que acompañan a los clientes de Banco Mediolanum. Y si alguna cosa le identifica con lo que hace es la estrecha relación que le une a ellos.
Esa cercanía y personalización le han guiado en su trayectoria y le han permitido planificar junto a ellos el camino para alcanzar sus metas.
Ese es el espíritu de “La familia y uno más”, un artículo de El País que refleja, a través de la historia de Francesc Benejam, una manera especial de hacer banca y de entender el asesoramiento común entre todos los Family Bankers de la entidad.
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Hace nueve años, Francesc Benejam abandonó la banca clásica por otra basada en la cercanía y la confianza y en la que los ahorros e inversiones de sus clientes no fueran solo dinero, sino también sueños y objetivos. En plena crisis sanitaria, su asesoramiento y planificación se han hecho vitales para salvaguardar las ilusiones de muchos ahorradores
Si hay una característica que defina el oficio de Benejam es la cercanía. Él es un Family Banker, un ‘banquero de familia’. Esa figura discreta y sensata que en las películas estadounidenses encauza las inversiones de una poderosa saga familiar. En la realidad, sin embargo, Benejam asesora y lleva las finanzas de todo tipo de ciudadanos: familias con hijos, emprendedores, trabajadores que encaran su retiro… Es uno de los más de mil asesores financieros de Banco Mediolanum y en sus manos están los proyectos vitales de mucha gente. Por ello, conoce muy bien a sus clientes. La cercanía, de nuevo, es la condición imprescindible para hacer un asesoramiento a medida.
“Los Family Bankers tenemos una relación muy cercana con los clientes. Ellos son personas que han conectado con nuestra manera de hacer banca y de ser”, detalla. “Con el tiempo, esta relación se vuelve constante y profunda. Al fin y al cabo, les asesoramos para que cumplan sus sueños, ideas e ilusiones. Por tanto, personalizas al máximo la relación”.
“Asesoramos a los ahorradores para que cumplan con sus sueños, ideas e ilusiones. Por eso personalizamos al máximo la relación”
Benejam desarrolla su actividad en banca desde que era un crío. Por azares de la vida comenzó a los 14 años y, desde entonces, no ha dejado el sector. La devastadora crisis de finales de los 2010 le pilló cuando era director de una sucursal bancaria más clásica: “Entonces me planteé si la manera en la que se hacía banca encajaba con mi forma de ser y con lo que el cliente necesita. Un compañero me explicó cómo se hacían las cosas en Mediolanum y me sedujo totalmente. Daban libertad, la entidad no imponía productos, primaba la relación con el cliente… necesité un par de reuniones para creérmelo”, rememora con una sonrisa. “No es una manera de desarrollar la actividad muy usual. Aún hoy lo valoro muchísimo”.
Desde que cambió de profesión, y ya van nueve años, Benejam se acostumbró al contacto directo y a las conversaciones cara a cara, algo de lo que afirma disfrutar. En la actualidad, el encierro, sumado al delicado momento económico precrisis, han supuesto una especie de “tormenta perfecta” que replantea cualquier escala de valores: “Hoy la parte financiera queda en segundo plano. Está por encima la parte personal, de salud y de estabilidad laboral. Al estar tan cerca de los clientes, conoces a su familia, sus circunstancias. Son personas a las que les pregunto habitualmente qué tal los estudios de sus hijos, o dónde han pasado el verano, por ejemplo”, explica. “A eso se suma que siempre hay que dar tranquilidad. Ver si todas las planificaciones que hemos hecho se corresponden con el estrés que ha generado esta crisis”.
“Hoy la parte financiera queda en segundo plano. Está por encima la parte personal, de salud, de estabilidad laboral”
Benejam habla a diario con sus clientes: por móvil, whatsapp, videoconferencia, correo electrónico. En tal situación de incertidumbre, mantener el caudal de información se antoja esencial, más cuando se habla del dinero de cada uno. De hecho, el número de contactos entre Family Bankers y clientes el pasado marzo se incrementó un 46% respecto al mismo mes del año anterior.
El asesor, pese a las circunstancias, sigue disfrutando enormemente de su labor. “Hay un termómetro básico para entender si el cliente agradece tu manera de asesorarle y tratarle. Y es que gran parte de mi cartera son amigos y familiares de otros clientes. Para mí esto es algo inequívoco”, termina.
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