¿Te imaginas pedir una excedencia de un año y dedicarte a dar la vuelta al mundo? Lo que es un sueño inalcanzable para muchos es la realidad que está viviendo nuestro compañero de Banco Mediolanum Fran Márquez. Hace ocho meses, le dijimos un “hasta luego” cargado de envidia sana y lo vimos marchar con solo una mochila. Afortunadamente ha ido contando todas sus aventuras en su blog y ahora, además, ha querido colaborar con nosotros para dar unos consejos a todos los futuros viajeros.
Una de las grandes preguntas que surgen cuando te enfrentas a un largo viaje es cómo manejar tu dinero; opciones hay muchas y una de las tareas en la preparación de tu aventura es estudiarlas todas y cada una de ellas para asegurarte de varias cosas. Primero, economizar al máximo el tema de las comisiones, segundo, no quedarte nunca sin dinero. Partiendo de estos dos puntos nos pusimos a buscar la opción perfecta. Descartamos los míticos cheques de viaje, pues están demasiados anclados en el pasado y hoy en día apenas tienen aceptación, sobre todo en los destinos remotos que teníamos pensado conocer. Otra opción que valoramos fue la de llevar todo el dinero en efectivo pero la desechamos rápidamente. Por último, valoramos la posibilidad de realizar todos los pagos con tarjeta; sin embargo, no queríamos añadir la preocupación de que pudieran falsificarla y arruinar nuestro viaje.
Finalmente nos decidimos por la opción que nos inspiraba más confianza: utilizar la tarjeta tal y como lo hacemos en casa, es decir, acceder a nuestro dinero en cualquier ATM (cajero automático) del mundo. Aquí siempre puede surgir una incógnita: ¿qué ocurre con las altas comisiones que se aplican por sacar dinero en el extranjero? Nosotros por nuestra parte no tuvimos que enfrentarnos a ese dilema; trabajo en Banco Mediolanum y también disfruto de varios de sus productos como cualquier cliente, entre otros las tarjetas bancarias, las cuales ofrecen además la posibilidad de sacar dinero en todo el mundo como cualquier otro banco, con la diferencia de que nuestra entidad no cobra ni una sola comisión. Pudimos hacer la prueba en un viaje que teníamos programado antes de dar la vuelta al mundo; fuimos a Kenia a pasar unos días y decidimos llevar nuestra tarjeta de safari; allí comprobamos que, efectivamente, sacáramos la cantidad que sacáramos no nos cobraban comisión. La decisión ya estaba más que tomada: serían las tarjetas de Banco Mediolanum las que nos acompañarían por todo el mundo un año entero.
Hoy, 8 meses después, podemos gritar a las cuatro vientos que no nos equivocamos. Hemos viajado a los cinco continentes, a sitios tan remotos como la isla de Pascua, el Machu Picchu o Myanmar y siempre hemos encontrado un cajero con ese logotipo que para nosotros significa tanto: VISA. Y eso que hablamos de uno de los logotipos más famosos del mundo. También en países más desarrollados como Australia nos pudimos beneficiar de esta tarjeta. En este país la gasolina nos resultaba más cara pagándola directamente con tarjeta que sacando los billetes de los cajeros que encontrábamos en cada esquina. Esto se debía a que al ser una tarjeta extranjera nos aplicaban una comisión extra. Gracias a nuestra tarjeta no solo nos ahorrábamos las comisiones de nuestro banco, además logramos evitar la “tasa” por ser extranjeros, ¿se puede pedir más?
Como buenos blogueros, siempre intercambiamos información con otros colegas y una de las inquietudes que siempre se repite es la necesidad de llevar siempre contigo una pequeña cantidad en dólares, pues nunca sabes cuándo vas a necesitarlos. Una vez en la frontera entre Tailandia y Laos, después de una jornada muy dura estábamos agotados y eso se notaba en nuestro humor. Lo único que nos faltaba era que nos dijeran que el visado de Laos es el doble de caro en baths que en dólares; como no nos gusta pagar más porque sí, acabamos entregando esos billetes verdes que tantas aventuras habían vivido con nosotros. Nuestro humor mejoró cuando nos encontramos, a pocos metros de la frontera y en tierras laosianas, una deslumbrante máquina “sacaperras” (como las llamábamos habitualmente) con el logotipo de VISA en su parte frontal y anunciando que entregaba dólares. Lo mejor de todo era saber que el tipo de cambio que nos aplicaría Banco Mediolanum era todavía más beneficioso que el de los puestos fronterizos y seguramente que el de todo el país. ¡Volvíamos a tener en nuestros bolsillos nuestro kit de emergencia!
El dinero es parte esencial en un viaje de estas características y por eso hemos estado mirando cada euro, yen, khyat… que gastábamos. Haciendo una estimación rápida y tomando como base una media de un 3% de comisión por cada disposición en un cajero fuera de España que otros bancos aplican, podemos afirmar que nos hemos ahorrado con Banco Mediolanum, el equivalente al mes a dos noches de hotel, varias comidas en los puestos callejeros de Bangkok, un par de camisetas en el mercado de la seda de Pekín o un asiento mejor en un autobús nocturno. Unos detalles que en nuestro viaje han marcado, sin duda, la gran diferencia. Podemos entonces afirmar que esa primera decisión del viaje de nuestros sueños, tomada en un caluroso cajero de Nairobi, fue una de las mas acertadas en la preparación de nuestra vuelta al mundo.
Fran Márquez & Virginia Capella