Puedo pagar un simple café. Evito llevar monedas y billetes encima. Tiene cobertura antifraude. Compro rápido. Me acompaña de vacaciones al extranjero. ¡Y hasta puedo establecer un gasto fijo si activo una tarifa plana! No es un móvil, pero casi. El recelo de antaño a la hora de usar el dinero de plástico ha pasado a la historia. La evolución y la mejora de las condiciones, la seguridad y los servicios que prestan las tarjetas bancarias —ya sean de débito, crédito o incluso prepago— les han hecho ganar enteros.
El uso de tarjetas de crédito y débito, una mera cuestión práctica
Antiguamente volvíamos a casa o entrábamos en el cajero para pagar con dinero físico en la frutería, el quiosco o el bar de la esquina. Hoy en día, tengamos una tarjeta de débito (la que carga nuestras compras en la cuenta al instante) o de crédito (la que nos permite gastar en función del límite establecido por nuestro banco), podremos pagar cualquier compra por pequeña que sea, evitando perder el dinero por el camino y ahorrándonos estar pendientes del cambio. Es más, tenemos todo el derecho a usarlas, por mucho que, como apunta Vicky Fernández, del Departamento de Servicios Bancarios de Banco Mediolanum, “algunos comercios establezcan compras mínimas de entre 6 y 10 € para aceptarlas”. En realidad, como dice Jaime Pareja, especialista en el desarrollo de nuevos productos de Banco Mediolanum, “es una mala praxis y las tiendas se arriesgan a perder clientela porque cada vez hay menos gente que utiliza dinero físico”.
Allende los mares
Las tarjetas han roto las fronteras y se han convertido en un medio de pago universal, algo especialmente importante a la hora de hacer compras y retirar dinero en efectivo en cajeros en el extranjero. Todo ello, como comenta Jaime Pareja, ”evita tener que llevar divisas encima, supone un ahorro en comisiones de los bancos y permite controlar mejor el gasto cuando viajamos”. En el caso de las tarjetas de Banco Mediolanum, además, nos permite sacar dinero a débito de forma totalmente gratuita. Y en caso de robo o extorsión para sonsacarnos el número PIN, existe cobertura si se presentan las correspondientes denuncias, partes médicos, etc…
Las ventajas del crédito
Los titulares de las tarjetas de crédito tienen ventajas exclusivas. Una de ellas es un seguro de asistencia en viajes que cubre gastos médicos en función de los límites de la tarjeta. Contempla la repatriación del titular y sus familiares, o, por ejemplo, también ayuda a localizar un equipaje extraviado y cubre el envío en caso de que aparezca. Otro servicio incluido es un seguro en caso de accidente mortal o gran invalidez permanente para todos aquellos que hayan comprado un billete con la tarjeta de crédito. “Nadie espera situaciones extremas, pero es muy ventajoso comprar los billetes con la tarjeta de crédito, así como pagar los alquileres de coches, para viajar con la máxima cobertura posible”, resalta Vicky Fernández.
Tarjetas con tecnología Contactless
Permiten hacer compras sin introducir la tarjeta en el datáfono. Basta con acercarla al TPV, teclear el PIN… ¡y listo! Esto agiliza las transacciones, evita colas y nos permite comprar en cualquier comercio sin un euro (físico) en el bolsillo. Es más, en las compras que no superan los 20 € no es necesario introducir el código de la tarjeta, lo que convierte el proceso en aún más rápido. Y si se utilizan las tarjetas de Banco Mediolanum, el datáfono incluso emitirá un aviso para garantizar nuestra seguridad cuando se acumulen 100 € en compras en las tarjetas de crédito, y 50 €, las de débito. Estos límites los establece cada entidad.
Fraccionamiento y EASY CASH
Tener una tarjeta de crédito nos permite realizar compras y pagar a plazos (de hasta dos años): podemos adquirir una nevera de 300 € y fraccionar el pago en dos o tres partes. También es interesante el EASY CASH, que permite la obtención de líquido del crédito no consumido. Es decir, si nuestra tarjeta tiene un límite de 1.000 euros, podemos traspasar el límite no gastado directamente a nuestra cuenta en caso de necesitarlo.
Tarifa plana
Forma parte de la filosofía del control de gasto. Como en la telefonía móvil, la tarifa plana asociada a una tarjeta de crédito te permite pagar siempre lo mismo. Podemos establecer una cantidad fija mensual, por ejemplo 200 €, independientemente de las compras realizadas.
Seguridad de las tarjetas de crédito y débito
Pero… ¿qué pasa si me roban la tarjeta? El banco tiene una cobertura antifraude en caso de un mal uso intencionado por parte de terceros. “Una vez que lo denuncias no se te puede aplicar ningún cargo con la tarjeta”, apunta Vicky Fernández. En caso de fraude, añade,”hay contratado un seguro, de manera que, si te falsifican la tarjeta o consiguen la numeración, la entidad cubre los cargos que hayan realizado si aportamos la denuncia y la documentación necesaria”, con una franquicia de 150 € cuya aplicación no depende de la entidad.
En definitiva, y más allá de la elección de nuestra opción —sea de débito, crédito o incluso prepago, un sistema cada vez más usado entre los jóvenes porque permite cargar el saldo a elección de sus padres o tutores—, la implantación de las tarjetas en la sociedad ha venido acompañada de una mejora en las medidas de seguridad, la accesibilidad y los servicios en condiciones cada vez más ventajosas. En definitiva, las tarjetas se han ganado el crédito.
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