El pasado domingo, el fundador y Presidente de Banca Mediolanum, Ennio Doris, publicó en más de 50 diarios italianos una carta cuyo mensaje queremos compartir. En esta misiva no solo felicitaba la Semana Santa, sino que transmitía un mensaje de cercanía y apoyo solidario para todos los que han sufrido las consecuencias de esta pandemia y transmitía un enorme agradecimiento a todo el personal sanitario.
En la primera parte de la carta se recuerda que la época que estamos viviendo es un periodo que ya constituye por derecho propio un capítulo destacado de la historia de la humanidad. De hecho, Doris recuerda que para encontrar un momento similar habría que remontarse a un siglo atrás, a la gripe de principios del siglo XX (mal llamada gripe española).
Por ese motivo y por las medidas que se han tomado en muchos países para combatir esta pandemia y prestar ayuda financiera, las distintas economías también pagarán un fuerte precio, con caídas en los mercados y las previsibles contracciones del PIB y aumentos del desempleo. De hecho, Doris define esta situación como la crisis económica más grave desde la posguerra.
A pesar de todo, la de Ennio Doris es una visión positiva, una visión que comparte y argumenta en la segunda parte de su carta, que reproducimos aquí literalmente:
“Sin embargo, tengo más confianza ahora que cuando me he enfrentado a otras recesiones económicas del pasado. ¿Por qué?
Ante todo, porque esta crisis ha sido desencadenada por un factor totalmente ajeno a la economía mundial, es decir, no ha surgido por sí sola, por causas intrínsecas, como suele suceder. Por ejemplo, en 1973-74 debido al brusco aumento del precio del petróleo; o en 2008, a raíz de la quiebra del banco Lehman Brothers. Esta vez, el desencadenante es esta terrible emergencia sanitaria que ha obligado a paralizar las economías nacionales con decisiones tomadas de forma programada para salvaguardar, como es de justicia, la salud pública. Primero en China y después en otros países como el nuestro. Estoy convencido de que en cuanto se den las condiciones oportunas, las economías se desbloquearán y se registrará nuevamente un crecimiento rápido y potente. ¿Cuándo? En primer lugar, cuando cesen los contagios. Después, asistiremos a una recuperación económica más acentuada a partir del momento en que exista un fármaco antiviral. Y esto no tardará demasiado porque lo que está en juego desde un punto de vista financiero es enorme, pero sobre todo porque se trata de nuestras vidas. Pensad que toda la ciencia del planeta está avanzando en esta dirección: por ejemplo, la Agencia Europea de Medicamentos, que ya ha admitido la investigación y la experimentación de cuarenta fármacos. Por ello es muy probable que esto sea cuestión de meses. Y cuando consigamos superar el COVID-19 viviremos una euforia inmediata, un entusiasmo, unas ganas de vivir proporcionales y equivalentes al miedo que estamos viviendo ahora.
En segundo lugar, precisamente en los momentos de mayor dificultad, la humanidad encuentra los recursos necesarios, hace acopio de las energías y se esfuerza al máximo por salir adelante, por superar los momentos críticos y progresar. Pensemos en la penicilina, descubierta por Fleming a finales de los años veinte pero que encontró aplicación por primera vez de forma masiva solo a partir de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, para convertirse después en el paradigma de los antibióticos, revolucionando la farmacoterapia y siendo una de las puntas de lanza del progreso médico, científico y sanitario. También podemos observar los efectos beneficiosos más perceptibles a simple vista. Estamos teletrabajando, obligados ahora por las circunstancias, pero mañana este hecho podría convertirse en la norma. Una manera de trabajar más eficiente y productiva. Y que podrá contribuir también a reducir los desplazamientos, disminuir el tráfico y la contaminación. Esto es el progreso, que siempre se acelera en los periodos más difíciles de la humanidad.
Me gustaría concluir esta carta hablando del ahorro, al que me dedico desde hace más de 50 años. Creo que, en términos de importancia para el ser humano, ocupa el segundo lugar justo después de la salud. Los ahorros son fruto de renuncias, sacrificios, compromiso, esfuerzos y mucho trabajo. El ahorro no constituye un fin en sí mismo, sino que está al servicio de nuestras vidas, para realizar nuestros proyectos, ya sean pequeños o grandes, y mirar al futuro con más tranquilidad.
En este periodo no dejemos que nos supere la emotividad y el miedo, y no menoscabemos así años de sacrificios. Por el contrario, debemos intentar mantener la calma y no dejar escapar esta oportunidad. De hecho, los mercados financieros de todo el mundo, al igual que penalizan los periodos negativos, premian al mismo tiempo las recuperaciones y el progreso posteriores. Si los observamos a largo plazo, no dejan de crecer, con infinidad de oscilaciones que a fin de cuentas conforman un crecimiento continuo, siguiendo el progreso humano. Siempre aconsejo aprovechar precisamente los periodos de inflexión para entrar en los mercados de forma diversificada y gradual con los diferentes automatismos disponibles actualmente. A este respecto, me gustaría recoger una cita de Warren Buffett, válida tanto para las inversiones como para la vida en general. «Tened miedo cuando los demás están eufóricos y sed valientes cuando los demás tienen miedo».
Una crisis es un periodo, una caída más o menos duradera, que sin embargo forma parte del crecimiento continuo imparable a largo plazo que, repito, sigue la evolución humana, que no deja de progresar.”
El mensaje de Ennio Doris nos da argumentos para afrontar con serenidad el futuro y la gestión de nuestro ahorro y nuestras inversiones. Y mejor si lo hacemos con el apoyo y el acompañamiento de nuestro asesor financiero de confianza.
Un artículo de prensa muy acertado por el cual todos los que confiamos en Banco Mediolanum y en el ahorro en general nos tiene que servir de estímulo para estos momentos difíciles que estamos atravesando
Gracias