Uno de los comportamientos más comunes entre los inversores que se lanzan a la aventura de invertir sin un asesoramiento profesional adecuado es dejarse llevar por las fluctuaciones del mercado y la tónica general. Estos inversores suelen fijarse solo en valores muy conocidos y optar por la compra en momentos de crecimiento y por la venta cuando los mercados van a la baja, con lo que cometen un gran error. Un estudio pormenorizado de la evolución de los mercados a lo largo de toda su historia demuestra que, pese a vivir momentos de estancamiento o recesión, la economía siempre termina creciendo. Las líneas de los gráficos, pese a tener momentos que miran hacia abajo, a la larga siempre terminan repuntando.
Por eso es necesario desterrar las creencias preconcebidas a través del asesoramiento profesional de un consultor de banca personal. De esta manera entenderemos que la renta variable, o “invertir en bolsa”, no es solo para personas con mucho dinero o aventureros amantes del riesgo. Para minimizar ese riesgo, hay que tener en cuenta dos cuestiones clave: la diversificación y la inversión a largo plazo.
Diversifica al máximo
La primera regla de oro es diversificar al máximo nuestras inversiones. Déjanos que te lo mostremos con un ejemplo clarificador. La mayoría de los pequeños inversores suelen apostar por acciones de compañías muy conocidas de su ámbito geográfico. En nuestro caso, hablaríamos de empresas potentes bien situadas en el Ibex 35. La economía española solo representa el 1,8% del PIB mundial, por lo que le estaríamos dando la espalda al 98,2% restante.
El secreto de una buena inversión es diversificar al máximo: en empresas, en países, en divisas… Basta con echar un vistazo al panorama económico actual para darse cuenta de que, mientras que algunas economías están estancadas o en vías de recuperación, otras marchan viento en popa. ¿Por qué no aprovecharlo? Para ello contamos con una herramienta fundamental: el fondo de inversión. Este paquete muy diversificado de acciones supone apostar por los mejores en cada momento y por las grandes oportunidades del futuro.
Confía en la evolución a largo plazo
Otros pilares fundamentales para que nuestros ahorros crezcan a través de la renta variable son la paciencia y la confianza en la evolución natural al alza de la economía a largo plazo. Los expertos son claros: las inversiones han de hacerse a un mínimo de diez años. En ese tiempo, nuestro fondo aprovechará los altibajos de los mercados convirtiendo los momentos de bajada en oportunidades para comprar acciones a bajo precio: ¡como si nos fuéramos de rebajas!
Y aquí es donde entra en escena el Consultor de Banca Personal. Banco Mediolanum cuenta con un equipo de más de 600 profesionales formados y capacitados para aprovechar al máximo la propia naturaleza de los mercados a lo largo y ancho de todo el mundo. Y sobre todo, preparados para ayudarte a mantener tu visión de largo plazo y a que las decisiones de inversión que tomes sean decisiones racionales y no fruto de las emociones. Así, la renta variable ya no te parecerá una aventura, sino una herramienta a tu alcance para poner a trabajar tus ahorros.