Sebastián Álvaro, periodista, escritor, coach y, sobre todo, aventurero, nos regaló sus mejores vivencias y consejos en el Motivadores Tour de Banco Mediolanum el pasado martes 16 de mayo. La sala Barts de Barcelona se llenó por completo y la expectación entre el público creció tras la presentación a cargo de Luca Lazzarini.
El célebre director de Al filo de lo imposible salió al escenario y abrió el evento con una frase clara: “No vengo a hablaros de aventuras o montañas. Vengo a compartir una historia”. Una historia que nos animó a dar la vuelta al mundo con él, pasando por todos aquellos lugares donde ha vivido aventuras dignas de contar, de las cuales podemos extraer una gran enseñanza y valores como el esfuerzo, el compromiso y la valentía a la hora de afrontar desafíos.
El precio de nuestras decisiones
Aunque hay mucha parte de azar en aquello que se nos pone en mitad del camino, todos pagamos por la vida que llevamos, por las decisiones que tomamos. “A lo largo de mi vida he perdido a 26 amigos cercanos”, confesó Sebastián. Todos perdemos algo valioso cuando tenemos que hacer elecciones. A pesar de esto, ahora, Sebastián puede hablar de todas aquellas vivencias que hoy ayudan a muchos a encontrar la fuerza que necesitan para conquistar esas “montañas” personales.
“Sebastián Álvaro: “no vengo a hablaros de aventuras. Vengo a compartir una historia” ¡Descúbrela!”
Tras hacer una introducción sobre su experiencia como alpinista, nos hizo hincapié en las vivencias en el K2, la segunda montaña más alta del mundo y la más prestigiosa. Ese imponente pico representa la imagen de lo que es el miedo para nosotros. Un buen ejemplo que Sebastián pone como prueba de que, si se cree en los sueños y se lucha por ellos, estos acaban por hacerse realidad.
¿Por qué hay que ser aventureros?
Creer que es posible lo imposible, gestionando el riesgo y manejando las consecuencias, fue el sello de Al filo de lo imposible, programa que dirigió Sebastián Álvaro y que le ayudó a cosechar muchos éxitos. “Podía haber puesto una empresa de mensajería en Madrid, algo mucho menos arriesgado, pero no habría logrado lo que conseguí”.
Uno de los compañeros de equipo de Sebastián en Al filo piensa como él: “el valor del esfuerzo, del sacrificio, de hacer cosas que cuestan mucho, enfrentándose al miedo… todo eso da como resultado un estado de felicidad muy intenso y breve, pero que da sentido a una vida”.
¿Y qué se aprende con la experiencia de alguien que emprende una aventura? “Se aprende de quien ha hecho algo grande antes para poder tratar de hacerlo mejor”. Porque, a pesar de lo que se pierde por el camino, realmente vale la pena subir a un K2, a cualquier K2 que tengamos en la cabeza. “Lo que no sirve de nada es pensar que no se puede, que intentarlo no sirve de nada”.
Ernest Shackleton: “condenadamente optimista”
Para hablar de la valentía, Sebastián nos habló de Ernest Shackleton. Este viajero y explorador irlandés puso a principios del siglo xx un anuncio en el Times con el que consiguió reclutar a 27 personas, comprar un barco ballenero al que llamó Endurance (Resistencia) y embarcarse en una gran aventura: atravesar la Antártida de punta a punta. La embarcación no recibió este nombre por casualidad. El lema de su familia siempre había sido “Resistir es vencer”, al que añadió: “Y, además, hay que ser condenadamente optimista”. Hoy en día, Ernest es puesto como un ejemplo de líder, a pesar de que no llegó a lograr su objetivo, por su firmeza ante la adversidad. “En realidad, esta historia que parece un fracaso es una historia de lo que somos, de lo mejor de nosotros mismos, de solidaridad, de trabajo, de esfuerzo, de valentía, de gente que cree en cosas que es necesario hacer”, recalcó Sebastián.
Sebastián también hizo hincapié en el compañerismo y en la solidaridad necesarios cuando recorremos el camino hacia las metas. “Somos máquinas puras de supervivencia y algo más. Somos solidarios porque nosotros también necesitamos ayuda, como la que yo precisé de casi 300 personas para subir al K2”.
El optimismo es el motor de la vida
“Un optimista no es un tipo que camina una cuarta por encima del suelo, sin contacto con la realidad. Un optimista es aquel que sabe enfrentar la adversidad”. O como lo decía la madre de Sebastián: “Cuando la vida te viene mal dada, lo que tienes que hacer es echártela a la espalda”. Y eso es lo que hizo Esther, una de las compañeras de expedición de Al filo, la cual sufrió un grave accidente. Pese a eso, sobrevivió y consiguió reponerse a sus múltiples lesiones, retomó el alpinismo y terminó convirtiéndose en bombero. ¡Todo un ejemplo de superación! “No es que los aventureros estemos hechos de otra pasta —añadió Sebastián—. Somos gente normal. Todas las personas normales podemos hacer cosas extraordinarias. Y eso solo depende de nosotros”.
“Sebastián Álvaro: “resistir es vencer y, además, hay que ser condenadamente optimista”.”
Al hilo de esto, Sebastián Álvaro recalcó la importancia de hacer equipo para abordar nuestros proyectos, nuestras aventuras, con esta pregunta: “¿Quién puede decir, como yo, que iría al fin del mundo con sus compañeros de trabajo?”.
Y para cerrar la velada, nada mejor que el poema que puede leerse como epitafio en la tumba del admirado Ernest Shackleton: “Yo sostengo que un hombre debe luchar hasta el final por el precio por el que ha fijado su vida”. ¡Esto sí que es un gran final para una gran aventura!
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